El primer paciente sordo-ciego en recibir un implante de visión artificial en Europa ha sido operado el día 15 de diciembre de 2015 con éxito en el Centro de Oftalmología Barraquer de Barcelona. Sólo otro paciente con esta misma discapacidad había sido intervenido anteriormente en EEUU.
El centro oftalmológico Barraquer de Barcelona explica que ésta ha sido la primera vez en Europa y la segunda en el mundo que un paciente con síndrome de Usher, que no puede ver ni oír y que sólo se pueden comunicar con lenguaje de signos porque es sordo-mudo, recibe un implante de visión artificial, al que se ha dado en llamar ojo biónico. Antes de entrar a la operación y acompañado de una intérprete, el paciente se ha mostrado tranquilo y confiado en que ésta sería un éxito y ha asegurado que después de la rehabilitación animará a sus compañeros con sordo-ceguera a hacer lo mismo.
«Nunca me quedo en casa, voy al gimnasio y quedo con mis amigos y voy en bicicleta, por lo que ahora seguiré haciéndolo, pero mejor», ha asegurado Carlos Martínez (de 51 años). El cirujano de la intervención y coordinador del departamento de vítreo retina del Centro Barraquer, el doctor Jeroni Nadal, ha explicado al periódico EL MUNDO que este tipo de pacientes tradicionalmente no se consideraban candidatos para este implante porque el sistema requiere un entrenamiento posterior para aprender a interpretar los estímulos visuales que reciba. En el caso de Carlos va a ser clave la ayuda de Andrea, su intérprete de signos, con quien se comunica a través de las manos.
El doctor Nadal opina que la operación mejorará la calidad de vida del paciente y ha afirmado que conseguirá «una visión normal o muy similar a la que se produce de forma fisiológica cuando la retina envía un estímulo eléctrico al cerebro en respuesta a una imagen». En 15 días, se espera que pueda iniciar la rehabilitación.
Las gafas biónicas tienen una cámara incorporada que procesa las imágenes que recibe en un pequeño ordenador -del tamaño de un móvil- situado en la cintura. Esas imágenes ya procesadas se transmiten de manera inalámbrica hasta una antena ubicada en la patilla de las gafas. Esos impulsos se transmiten hasta 64 electrodos colocados en el ojo que transmiten la información hasta el cerebro a través del nervio óptico.El paciente verá en blanco y negro, pero el sistema le permitirá (siempre que haya contraste) observar la silueta de objetos estáticos y en movimiento. Este tipo de ojo biónico ya se ha colocado en todo el mundo en unas 100 personas (cuatro de ellas en España desde 2014), aunque Carlos es la segunda persona con sordera añadida a la retinosis pigmentaria que lo prueba (después de otro paciente estadounidense).
El precio de este dispositivo es de más de 120.000 euros, aunque como ha destacado Nadal, en el caso de Carlos, su financiación ha sido posible gracias a la Cátedra de Investigación de la Fundación Barraquer.
Periódico «El Mundo», 15 de diciembre de 2015, http://www.elmundo.es/salud/2015/12/15/567057d6268e3e62368b46ca.html