
El grupo de investigación ‘Neurociencias de la Conducta’, parte del clúster de Biomedicina y Salud de la Universidad de Oviedo, estudia el grupo de neuronas que influyen en la conducta a través de experimentos con roedores, como el que se realiza en la piscina circular de Morris.
El experimento consiste en entrenar a las ratas para que, tras ser sumergidas en una piscina, logren alcanzar una plataforma no visible y salir del agua guiándose exclusivamente con pistas exteriores al laberinto.
Aquellos ratones cuyas estructuras cerebrales están afectadas tienen grandes dificultades para solucionar el problema, al igual que les sucede a las personas con lesiones en el lóbulo temporal medial, como los pacientes de Alzheimer, que no se orientan espacialmente.
Este grupo de investigación también evalúa neuropsicológicamente a ancianos para detectar el deterioro que les ha causado el envejecimiento a sus funciones cognitivas. Además, examina el aprendizaje que supone la aversión al sabor. Y, por último, el grupo estudia los factores medioambientales que determinan conductas adictivas como el abuso de drogas.
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