Fármaco oncológico podrí­a prevenir la ceguera en prematuros

Un nuevo estudio sugiere que el fármaco oncológico Avastin podrí­a prevenir la ceguera en los bebés prematuros que nacen antes de que sus ojos estén desarrollados.

El estudio, publicado en The New England Journal of Medicine, demostró que una inyección de Avastin en los ojos de prematuros previno mejor la ceguera que la cirugí­a con láser, que es el tratamiento estandarizado cuando aparecen signos de la enfermedad.

Aun así­, se necesitan más estudios para probar la seguridad de las inyecciones.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó Avastatin (de Genentech), o bevacizumab, para tratar varios cánceres, incluido el de colon con metástasis.

Para tratar a los bebés hay que anestesiar los ojos e inyectar este fármaco económico en cada ojo. Eso «demora unos segundos», dijo la doctora Helen Mintz-Hittner, del Centro de Ciencias de la Salud de University of Texas en Houston.

En cambio, en la cirugí­a con láser se usan equipos especiales y se usa sedación y un tubo de respiración.

El estudio incluyó a 150 prematuros, que al azar recibieron tratamiento oftalmológico con Avastin o láser. Todos tení­an un daño avanzado en la zona de la retina más próxima al nervio óptico, que transporta la información visual al cerebro.

El 6 por ciento de los 75 bebés tratados con Avastin y retinopatí­a en el área más próxima al nervio óptico sufrió una recurrencia de la enfermedad, a diferencia del 42 por ciento del grupo tratado con láser.

Esos casos son los más difí­ciles. Por eso, las inyecciones son «un verdadero avance», escribió el doctor James Reynolds, de la University of Buffalo en Nueva York, en un editorial sobre el estudio.

Mientras que la cirugí­a con láser destruye los vasos que irrigan la visión periférica, las inyecciones permiten que sigan creciendo hacia la retina periférica, concluyó el equipo de Mintz-Hittner.

Los autores no pudieron evaluar la seguridad de las inyecciones porque la cantidad de bebés era insuficiente. El hecho de que el fármaco no tuviera efectos oculares adversos no significa que es seguro, aclaró Mintz-Hittner.

«El momento de la aplicación es crí­tico», apuntó. Adelantarse interferirí­a con el crecimiento de los vasos sanguí­neos, mientras que demorarse permitirí­a que avance el daño en la retina.

En el mundo, hay unas 50.000 personas ciegas por esa condición, llamada retinopatí­a del prematuro, entre ellas el cantante Stevie Wonder.

FUENTE: Publico.es

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