Volar como los pájaros o devolver la vista a las personas ciegas son algunos de los viejos sueños de la humanidad. Un pequeño implante colocado en la retina de personas con un tipo de ceguera congénita ha permitido acercarse un poco más a este último, según publica un grupo de investigadores germanos en las páginas de la revista ‘Proceedings of the Royal Society B’.
La retinitis pigmentaria es una patología congénita que afecta a unas 200.000 personas en todo el mundo. Por un defecto en uno de sus genes, los elementos de la visión encargados de captar la luz y transmitir esta señal al cerebro (conos y bastones) dejan de funcionar progresivamente, afectando primero a la visión periférica hasta causar progersivamente la ceguera parcial o completa.
El director del Instituto Oftalmológico de Tuebingen (Alemania), Eberhart Zrenner, en colaboración con la compañía Retina Implant AG, acaba de dar a conocer los resultados de los primeros ensayos con pacientes que han demostrado la eficacia de un pequeño microchip.
El dispositivo, que se implanta en la zona de la retina encargada de la visión en detalle (la mácula), consiste en 1.500 electrodos colocados sobre una pequeña superficie de apenas 3×3 milímetros cuadrados. Ellos son los encargados de suplir la función de conos y bastones y transmitir después la información captada al cerebro mediante un sistema de impulsos eléctricos.
Han sido necesarios 15 años de estudio hasta dar con el material biocompatible, con la técnica quirúrgica adecuada para implantar el chip y con la potencia eléctrica suficiente para estimular sin peligro el nervio óptico. A partir de ahora, añade la compañía fabricante del implante en un comunicado, seguirán trabajando para tratar de desarrollar un sistema sin cables gracias a un estudio europeo que reclutará a 25 pacientes de todo el continente.
Por el momento, el trabajo piloto ha contado con la participación de 11 pacientes con retinosis, que llevaban entre dos y 15 años sin ver. Cinco de ellos fueron capaces de reconocer formas y fuentes de luz con más o menos precisión, aunque son los res últimos los que protagonizan con más detalle el ensayo clínico publicado en la revista británica.
Se trataba concretamente de dos varones y una mujer de 40, 44 y 38 años respectivamente, que habían perdido la vista al menos cinco años de recibir el implante. Gracias al dispositivo, lograron identificar algunas letras, leer la hora en las manecillas de un reloj y reconocer sobre una mesa formas tan dispares como un plátano, manzana, cubiertos y un plato y vaso.
Los autores consideran que su trabajo es una prueba de concepto de que el sistema de electrodos puede ser de utilidad en pacientes con retinosis, aunque aún habrá que seguir trabajando antes de que pueda extenderse su uso. De hecho, advierten, no todos los pacientes con esta patología serían candidatos al implante.
FUENTE: ELMundo.es
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