Sólo A Coruña supera el «aceptable» en la nota global de accesibilidad. Las mayores carencias se registran en las medidas de adaptación para las personas ciegas y sordas. Quienes se desplazan en silla de ruedas han visto mejorar algo su situación
Las ciudades son para los ciudadanos, pero no lo son del mismo modo para todos. Quienes sufren algún tipo de discapacidad, que en nuestro país suman más de 3,5 millones personas y representan el 9% de la población, siguen marginados, ya que se topan con barreras y obstáculos que no encuentra el resto de la población en tareas tan cotidianas como utilizar el taxi, efectuar una gestión en el ayuntamiento o resolver un asunto sanitario en un centro de atención primaria.
Así lo ha constatado CONSUMER EROSKI en la investigación realizada sobre la accesibilidad urbana de 18 capitales de todo el país para las personas que se mueven en silla de ruedas y las que tienen discapacidad auditiva o visual. Aunque las diferencias entre unas ciudades y otras son importantes, la valoración global de la situación no puede ser otra que un suspenso: sólo A Coruña supera el aprobado, con un «bien» de calificación global del examen de accesibilidad. Ocho ciudades se quedan en un mediocre «aceptable», y nueve suspenden con un «regular», que les sitúa cerca del aprobado, pero sin llegar.
Los relevantes avances anotados en la adaptación a las necesidades de las personas que se desplazan en sillas de ruedas quedan en buena parte lastrados por las graves dificultades con que se encuentran los ciudadanos con discapacidades visuales y auditivas.
Los técnicos de esta revista, acompañados de una persona en silla de ruedas, otra invidente y otra sorda y contando con la valiosa colaboración de numerosas organizaciones de usuarios con discapacidad cumplimentaron tres visitas a cada una de estas ciudades: A Coruña, Alicante, Barcelona, Bilbao, Cádiz, Córdoba, Granada, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Pamplona, San Sebastián, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vitoria y Zaragoza. Realizaron un examen de accesibilidad en el centro urbano, en el ayuntamiento u otra dependencia municipal, en un centro de salud, en un autobús urbano y en el servicio de eurotaxi.
Conclusiones
La conclusión más evidente del informe es que, en los últimos años, las ciudades se han esforzado más en la adaptación a las necesidades de accesibilidad de las personas en silla de ruedas (nota media de las 18 ciudades: «bien») que en las que requieren los usuarios ciegos (nota media: «regular») y, particularmente, los sordos (nota media: «mal»).
En la prueba relativa a las personas en sillas de ruedas suspendieron sólo Alicante, Córdoba, Sevilla y Valladolid, mientras que destacaron positivamente, con un «muy bien», Granada, Málaga, Pamplona y Valencia. Por apartados del estudio, los mejores resultados para discapacitados en sillas de ruedas (media de «bien») los obtuvieron las visitas al ayuntamiento y a la instalación sanitaria (atención primaria) y el viaje en autobús. La adaptación del centro urbano se quedó en un poco satisfactorio «aceptable», por falta de pavimentos estables, aceras y bordillos mal rebajados y por el mobiliario (jardineras, farolas, señales) mal ubicado.
Los invidentes lo tienen peor que quienes se desplazan en sillas de ruedas: se encuentran con mayores dificultades para moverse y ejercer de usuarios en su ciudad. La nota global de las 18 capitales en su adaptación a los ciegos es un «regular», un suspenso, y el único apartado que consigue el aprobado es el centro de la ciudad, con sólo un «aceptable» por la falta de pavimentos táctiles y sonoros que ayuden a la orientación del invidente, además de semáforos con señales acústicas. Ayuntamiento y centro de salud suspenden, debido principalmente a la falta de información en braille y de sistemas alternativos para cumplimentar documentos y realizar trámites. Tampoco mejora la situación en el bus urbano, que también suspende, en este caso por la carencia de dispositivos sonoros y de información en braille tanto en marquesinas y postes como en el interior del vehículo.
Sólo siete ciudades aprueban el examen si bien únicamente A Coruña lo hace con cierta holgura. Entre las que peor atienden las necesidades de los invidentes destacan Córdoba, San Sebastián y Vitoria. Estas dos últimas, junto con Bilbao, Cádiz, Sevilla y Valladolid, también se hallan entre las peores en su adaptación a los requerimientos específicos de los usuarios sordos, examen en que sólo aprueban, y con aprietos, Barcelona, Madrid, Málaga y Oviedo; incluso A Coruña, la ciudad con mejor nota global en esta investigación, fue incapaz de superar el «regular» en esta prueba específica. En Alicante, Córdoba, Granada y Murcia no fue posible realizar en condiciones equiparables a las de las demás ciudades esta prueba de accesibilidad para personas sordas. El autobús urbano consiguió una nota satisfactoria (un «bien») en adaptación para los usuarios con discapacidad auditiva, que pasa a convertirse en un mediocre «aceptable» cuando hablamos del centro de la ciudad. De todos modos, las mayores deficiencias de adaptación cara a las necesidades de los ciudadanos sordos se registraron en ayuntamientos y centros de salud, que merecieron un rotundo suspenso (un «mal» sin paliativos) debido a la falta de intérpretes profesionales de la lengua de signos y a la carencia de sistemas visuales de información.
Fuente original de la noticia: Revisa Consumer
Me parece una noticia muy interesante puesto que en cuanto a accesibilidad todavía queda mucho por hacer. Y no digamos los museos que todavía no tienen ninguna accesibilidad. Este año pasado 2008 cuando fui a Praga no había nada accesible y las calles estaban todas empedradas y con pozos. Y por poner un caso pondré mi empresa APTA en la cual hay ascensor pero tiene muchos años y muchas veces está estropeado. Por lo que una persona con problemas de visión bajar escaleras puede suponer a veces un obstáculo porque baja mucha gente y corriendo.