Cuando uno conoce el bastón para invidentes en el que trabaja Selene Chew, una jovencísima ingeniera de Singapur con tan sólo 24 años de edad y especializada en Diseño Industrial, además de conocerse las características del prototipo estas invitan a asignarle un grado mayor que el tan vaniso sufijo 2.0, que se suele dar a todo aquello que supera una versión anterior, ya que los avances que promete este invento darán un gran salto en el mercado.
BlindSpot, como la madre del invento lo ha bautizado, incorpora entre otras cosas un manos libres que el usuario se coloca en la oreja y que se comunica con el bastón mediante tecnología bluetooth. La idea es que cuando los sensores ultrasónicos que se reparten a lo largo del dispositivo detecten un objeto que pueda suponer un tropezón en el camino envíen una señal de audio avisando de ello. A diferencia de los que existen a día de hoy, el invento de Selene Chow detecta barreras en altura. Esto es decir que un invidente podría evitar choques innecesario con carteles, señales o cualquier objeto que cuelguen del techo, repisas o alguna fachada.
Además de servir como un efectivo detector de obstáculos para personas que cuentan con una discapacidad visual parcial o completa, Chew pretende que BlindSpot facilite la socialización de estas personas. Y su idea es que lo haga a través de la sincronización con el móvil, mediante el GPS y otras aplicaciones de geolocalización. De esta forma, el bastón podrá avisar de que a cierta distancia se encuentra un amigo, familiar o conocido. «Esto es posible gracias a servicios como Foursquare», asegura Chew que añade que el dispositivo no añade problema de privacidad: «Con estas aplicaciones ya estás diciendo a tus contactos donde te encuentras, así que no hay problemas para dar esa información a personas que tienen alguna deficiencia visual».
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Fuente: elcomerciodigital